lunes, 6 de octubre de 2008

Pedro


Poema para Pedro:

Pedro es un fugaz gandul de los días que caen junto al sol.
Es un punto fijo en el final de la galaxia campesina.
Ayer solo soplaba su flauta para darse a conocer, hoy es parte de un arado, de una huerta muerta.
Mañana da sus mil pasos para atrás con el viento entre el descanso imaginario y su pérdida notable de modales.
Pedro tiene corazón, y yo lo vi llorar por otro.
Pedro no es de llorar.
Pedro muere de paz, murió de libertad, morirá en plena algarabía espiritual, pero con su pala bien afilada y como él buscaba y afilaba ya sin conciencia del porqué, pero en cada minuto gastado para mi, era ganado para él, y en su alba intrínseca con su lima desertada.
Pedro es ese sector que alguna vez ya fué él.
Es un grito en las siestas y no más.
Pedro es indio, es indeleble.
Pedro es simplemente pedro.
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miércoles, 1 de octubre de 2008

Espera


Querido cielo, ¿Hablamos un rato?
Vos con tus nubes que siempre son distintas, siempre tan observado, tan único y tan testigo de todo lo que les pasa a las almas como la mía. Llorás muy poco ya, expresás tus brisas, esas que levantan hojitas, como cuando se suspira al bajar la mirada y centrarla en un punto fijo del cual nunca se termina de comprender el sentido de las paralelas, que se fugan hacia ese punto que no es punto porque no existe, solo es una ceguedad y los ojos se desactivan. No es perspectiva sino más bien un surrealismo mental que se llena de pensamientos complicados, como este mismo.

Y luego de abrir la heladera por cuarta vez, me freno frente a mi gata, la más loca, la miro y le digo:

Sin duda alguna la espera constante de eso que esperás
 se manifiesta de la misma manera en la que abro la heladera, sin destino, sin sentir el valor del acto, como pestañear o respirar. Ignorando por completo el frenesí de no saber si esa espera podría o no ser algo vano. ¿Cuántas dudas tengo sobre eso? Pero no dudo en absoluto lo que siento. La fe se instaló en mi ser y en mi alma como un parásito que día tras día me recuerda que existe esa persona, esa sensación de felicidad casi absoluta que absorbo cuando me tomo un micro… hacia mis sueños, sabiendo que la espera de eso tan difícil de sostener en mi vida al menos se frena por esos momentos, en los momentos que nos acercamos y todo está bien y encaja como un rompecabezas de solo dos piezas, que están un poco lejos. Y entonces querida espera, te veo el pelo que tanto me gusta y soy feliz con eso, con todo ese momento.